Sin igualdad de condición

A pesar de los múltiples avances de nuestro país, existe un problema que aún no superamos y es algo que subsiste entre nosotros: La discriminación.

Cuando un personaje público es atacado por su condición sexual, una congresista juramenta en quechua, un futbolista de raza negra ingresa al campo de juego y es atacado con insultos y mofas racistas que no cesan en todo el transcurso del partido;  son por estos y muchos otros casos que estamos frente a un drama nacional y esto es algo que se vive a diario en la combi, el taxi, en la universidad, en un centro comercial y hasta en las playas de nuestra Costa Peruana.

La discriminación es cuando hacemos distinciones en el trato que damos a otros individuos y también, la prohibición de algunos de nuestros derechos.

Aquellas personas que discriminan, denotan un trato distintivo en cuanto a las consideraciones sociales de los demás. Esta diferencia se hace por el color de piel (raza), lugar de origen, sexo o religión.

Gabriela Perona, coordinadora de la asociación de diversidad cultural y discriminación, comentó en el programa español RT que uno de los grandes problemas que tenía, y aún tiene, nuestro país es la naturalización de las formas de discriminación. “Todo esto está tan naturalizado que no logramos evidenciar qué efectos genera”, añadió.

Una de las consecuencias que este problema puede generar son la baja autoestima, depresión, inseguridad y en algunos casos, ataques de ira.

Discriminación étnico – racial

Este es un problema que, actualmente, afecta a nuestra sociedad peruana ya que enfatiza un contexto de desintegración nacional.

Según un estudio realizado por el ministerio de Justicia, un 69% de los peruanos cree que los medios de comunicación y la publicidad fomentan la discriminación y eso podemos apreciarlo en las revistas de sociedad, en la que la población blanca es mayoría aunque sea un porcentaje menor a nivel nacional.

Mariela, quien es una trabajadora de 23 años, nos comentó que fue víctima de racismo en un mercado ubicado en el distrito de Chorrillos. 

“Una señora que jamás había visto en mi vida me empujó. En un momento se le cayó algo y me dijo que lo recoja, insinuando que era su empleada”, añadió.

Ante este acto racista, ella tomó compostura mientras que la otra señora le gritaba que era una “negra sin educación”, mientras que las personas de su alrededor eran indiferentes ante semejante atrocidad.

Esto nos demuestra que en cualquier lugar en el que nos encontremos, sea un mercado, centro comercial, centro de estudios, etc, siempre va a existir una persona que le guste  hacer sentir inferior a otro por ser de distinta raza; así, Inés Graña, quien tiene 87 años y vive en La Molina Vieja, nos comentó que en sus tiempos, las cosas eran distintas y que recibían una educación muy diferente a la de ahora. 

“Creo que mis padres me enseñaron lo correcto, siempre me decían “No te acerques a ellos a menos que sea para que te sirvan, son seres inferiores”, alegó.

¿Cómo se expresan en los medios peruanos?

El racismo es la problemática que más se produce a través de los medios de comunicación. No puede haber publicidad televisiva en el cual los personajes sean básicamente blancos o hay una percepción sobre lo indígena de una manera prejuiciosa o que fomenta la imagen de determinados grupos como pobres o en una situación que afecta su dignidad, y un claro ejemplo de ello es la miniserie “Al fondo hay Sitio”, transmitida por América Televisión, que narra la historia de una familia millonaria y elegante que tienen como vecinos a unos provincianos, los cuáles son los pobres de la miniserie y los que no tienen cultura alguna. Otro claro ejemplo puede ser el programa de “La Paisana Jacinta” que a pesar de transmitir un mensaje al concluir cada capítulo, nos muestra la típica “cholita” que no tiene educación alguna, malcriada, sucia, pobre, fea, ingenua, etc.

Otro claro ejemplo puede ser el personaje del “Negro Mama” al cual, lo muestran como una persona ingenua; además, le agrandan los labios y la nariz insinuando que todos los afros peruanos son así.

Fuente: http://www.elcomercio.pe

Discriminación según el lugar de origen

Esto se da al tratar a otro de una manera no tan conveniente debido a su grupo étnico o al acento que este tiene; es así como Antonella, una cajamarquina de 19 años, tuvo que sufrir de distintos maltratos en la casa donde trabajaba como “sirvienta”. 

Ella llegó a Lima en busca de trabajo a los 15 años y al no tener éxito por ser provinciana, una señora elegante (como ella la describe) le ofreció empleo en una lujosa casa.

“Fue la peor decisión que tomé en mi vida. Me trataban mal, ellos decían que eran superiores a mí y eran muy malos conmigo. Siempre me decían cosas feas y nadie me apoyaba, yo siempre fue la sirvienta”, añadió.

Discriminación por orientación sexual

La homofobia es el pánico obsesivo que tiene una persona al observar una pareja del mismo sexo, esto también ocurre en el caso de los bisexuales o transexuales.

Un adolescente de 24 años, cuyo nombre reservaremos, no contó que en un Hotel de la Av. Arequipa lo discriminaron solo por querer ingresar a un cuarto con su pareja. El hecho ocurrió hace 2 meses.

“El recepcionista nos gritó diciéndonos que en dicho Hotel no se aceptaban a personas como “nosotros” y literalmente, nos botó a patadas”, manifestó.

Toda persona tiene una orientación sexual y una identidad de género que lo hace único y diferente, las decisiones que cada uno tiene deben de ser respetadas.

Discriminación por religión o creencias

Hoy en día, tenemos que enfrentar la discriminación solo por motivos de nuestra religión o por alguna creencia que tengamos.

Santiago, quien es judío, nos contó que casi siempre suele escuchar mofas sobre su religión y que en una circunstancia, recibió un golpe solo por el hecho de decir públicamente que era judío.

Pero esto no solo les ocurre a las personas que son devotas de alguna religión, puede ocurrirle a cualquier persona con distintas maneras de pensar. Es así como Renata, una estudiante de 21 años quien no tiene creencia alguna, ha sido discriminada por los miembros de una iglesia.

Este hecho ocurrió en una calle de Lima, ella se encontraba con sus amigas cuando un grupo perteneciente a una iglesia se les acercó. Ella les aclaró que no era católica ni mucho menos evangelista y fue en ese momento que ellos empezaron a cuestionarla sobre lo que creía.

“Yo no sabía a qué religión pertenecían pero a mí me estresa cuando me hablan sobre lo que creen y lo que supuestamente está mal. Algunas personas están tan acostumbradas a su religión que se dejan cegar tanto por sus creencias hasta llegar a tal punto de no saber respetar otras religiones u otras maneras de pensar”, añadió.

Podríamos decir que estos actos discriminatorios se dan por distintas razones y que cada vez, los casos ante esta problemática son mayores.

Escribe Alexandra Huamani

Sigue con su entrevista